A mi amigo se le han subido los humos a la cabeza ¿Qué puedo hacer?
“Ya no eres lo que eras”, “Te han subido los humos a la cabeza”, “Tú antes molabas”, son frases que, desgraciadamente, muchos le hemos dicho en algún momento de nuestra vida a alguien que, de la noche al día, cambia de actitud y empieza a mostrarse arrogante ya creerse superior al resto, incluso con la gente más cercana.
Sea por un ascenso al trabajo, porque le han llovido los seguidores en las redes sociales o porque la lotería le ha resuelto la vida, todos somos susceptibles de perder el mundo de vista y creernos más que nadie si no nos preocupamos por mantenernos tocando con los pies en el suelo.
A continuación te daremos una serie de indicaciones para saber qué hacer cuando detectamos que a un amigo cercano le han subido los humos, así como los consejos esenciales para evitar que nos suceda a nosotros, con la ayuda profesional de la psicóloga especialista en terapia breve estratégica Júlia Pascual, autora del libro Los narcisistas y tú.
“Hay personas que han ascendido a un alto cargo a quienes la confianza adquirida para alcanzar esta posición se les puede llegar a extremar”, dice Pascual, a modo de introducción. “Y ese orgullo puede llegar a convertirse en arrogancia y soberbia, con actitudes de desprecio hacia los demás, especialmente con los trabajadores de menor categoría. Si esto no se corrige, puede llegar a convertirse en narcisista disfuncional”.
Aparte de volverse narcisistas, adquieren conductas temerarias e impulsivas, y toman decisiones sin meditarlas demasiado. “Empiezan a pensar que todo lo que deciden irá bien porque deciden bien, tienen exceso de autoconfianza y pierden la noción de la realidad”.
Mi amigo se ha vuelto arrogante, ¿Qué puedo hacer?
- No lo rechaces, ni lo abandones, ni des por hecho que no necesita nadie. No debe rechazarse una persona narcisista o tóxica. Aunque lo veas distante y tenga muchos humos, si nosotros también reaccionamos con falta de empatía, se volverá mucho más frío y menos empático. “Debemos contrarrestar esa subida de humos y acercarnos a ellos, aunque en una primera instancia no nos apetecerá nada”.
- Proponle actividades que no lo tengan en actividad constante. Déjale que se aburra. Cuanto más llenes el día, más vacío estará por dentro», explica. “Hay que planificar actividades o que puedan aguantar las conversaciones. Al ser impulsivos, debemos conseguir darles serenidad. No debemos darles un día chulo, sino un día normal, porque ellos están alejados de la normalidad”.
- Anímale a realizar actividades en las que no sea tan hábil, porque tienen tendencia a rechazarlas. Debe quedar claro que no siempre es brillante en todas las cosas, debe poder ponerse en un papel de inferioridad. Es un cuidado de humildad. “Es la forma más natural de que nos trate bien y baje de su globo de superioridad”, sugiere.
- Evita el exceso de refuerzos positivos y elogios. Esto aún le alimenta más al personaje.
- Como amigo, debes ser capaz de ponerle límites y no tener miedo a decirle que no. Si no lo haces, acabarás por odiarlo y rechazarlo, porque no lo soportarás. “Eso es difícil de hacer”, reconoce. “Cuando con tu tarea de serenarse consigues que se quite esa armadura y conectes con su interior, es en ese momento que le puedes poner límites, decirle que te está preocupando y hacerle ver que la suya nueva actitud no aporta nada positivo”. Júlia Pascual recalca que esto sólo puede decirse cuando estás completamente seguro de que has conectado con la persona y no con el personaje.
- Evita criticar a los demás cuando estés con él. Esto aún eleva más su ego altivo de despreciar a los demás. “Hay que propiciar una comunicación basada en el respeto, la responsabilidad y la compasión hacia la naturaleza y las personas”, recomienda.
- Si eres su amigo en serio, sigue llamándole y persíguelo para quedar. Esto significa que “tienes que hacer el ejercicio de tener tu autoestima fuerte, porque estas personas no te cogen el teléfono o te responden muy tarde, y eso hiere nuestro propio orgullo y nuestro propio ego”, explica la psicóloga. “Eso les ayudará a bajar de su nube, pero tienes que ser fuerte. Por eso los narcisistas se quedan con tan pocos amigos”.
- No le rebates la autocrítica. Si en algún momento se desarma y reconoce algún error o lo ves emocionalmente frágil, aguanta y no le animes con elogios como “no, hombre, no, que tú eres un crack”. Pascual dice que no, “tienes que callar, debes acompañarle sin volver al elogio ni al refuerzo positivo”, avisa. “Tienen una forma de funcionar que te llevan a decirles que son muy buenos, que todo lo hacen bien, etcétera. Puedes hacer preguntas, resumir lo que dicen, pero evitar añadir, porque pueden llevarlo al terreno del victimismo. Es mejor que encuentre las respuestas por sí mismo”.
¿Y cómo puedo evitar que me ocurra a mí?
El escenario ideal es no tener que esperar a que un amigo nos haga ver la realidad. Para ir bien, debemos trabajar nuestro día a día para evitar que una etapa de éxito nos haga perder el mundo de vista.
- “En el momento en que llegas a ser maestro de una cosa, rápidamente debes convertirte en alumno de otra”. “Siempre debemos tener maestros, personas a admirar y no creernos que somos los mejores del mundo”.
- Enfréntate cada día a una dificultad y superala por tus propios recursos. Es la forma de no olvidarnos de que conseguir las cosas requiere esfuerzo y sacrificio. “Debemos ser persistentes y luchadores”, añade. “Los que tienen los humos subidos creen que ya lo han logrado todo. Pero si lo pongo a pintar o a hacer otra cosa que no domine, quizás les bajen rápidamente”.
- Haz algo al día que no dependa de ti y que no sea para acabar mostrándote a la gente ni buscando el reconocimiento de nadie.
- Entrénate en el error, practicando algún deporte o afición, algo en el que claramente no seas lo mejor.
- Rodéate de gente que te diga las cosas y no te obedezca ciegamente, sino que te contradiga o se cuestione si lo tiene que hacer, sin dejar de tenerse en consideración. “Tener hermanos, hijos o muy buenos amigos es clave en la prevención del divismo”, sentencia la psicóloga.
- Mantén relaciones sociales, sobre todo en contacto con la familia y amigos de la infancia. Estos son los que te conocen antes de alcanzar el éxito. “Ellos conectan contigo y no con el personaje”, razona. “A la persona con los humos subidos, como sabe que el resto le conocen, se los bajan rápidamente. Es gracioso verlos con sus madres”.
- Contacta con la naturaleza y la espiritualidad. “Yo siempre digo que es fundamental que no desaparezca la idea de que existe un dios. Porque cuando una persona se cree a Dios, es lo más peligroso que hay”, comenta la experta. “O, en la naturaleza, que tomen conciencia de que existe un universo para sentirse pequeños y evitar los humos”. En resumen: es necesario trabajar la humildad, la sencillez, la empatía, la equitativa, la modestia, la justicia, el altruismo, el respeto y la consideración, además de ser buenas personas.
La mejor manera de ayudar a un amigo arrogante es mantener la empatía, ofrecer actividades que lo mantengan conectado con la realidad y establecer límites cuando sea necesario. Al mismo tiempo, es esencial cultivar la humildad en uno mismo para evitar caer en el mismo patrón de arrogancia.