Los trastornos de conducta alimentaria (TCA) son cada vez más frecuentes en nuestra sociedad. En los últimos años han aumentado de forma exponencial los casos. Existen diferentes tipos de trastornos alimentarios; entre ellos destacan la anorexia nerviosa, bulimia nerviosa y trastorno por atracón. Todos ellos tienen origen multifactorial. Es importante estar atento a señales como la obsesión por el peso, el control extremo de la comida o cambios drásticos en el comportamiento alimentario. Según la Mayo Clinic, estos pueden ser síntomas de un trastorno de la conducta alimentaria que requiere atención profesional.
La incidencia de los trastornos alimenticios que normalmente tratamos en la psicología de la alimentación son mayor en mujeres, aunque están cada vez más presentes y visibles en hombres también. Suelen aparecer en adolescentes y adultos jóvenes. Por ello, la detección precoz del trastorno de conducta alimentaria a través de la detección de ciertas señales de alerta es clave para la recuperación y tratamiento posterior de este.
Señales y signos que nos pueden hacer indicar que estamos ante casos de TCA en niños
- Restricción alimentaria
Las personas con riesgo a padecer un TCA o bien que lo padecen suelen tener quejas somáticas, para modificar sus patrones de alimentación:
“Me duele la barriga” “Me encuentro mal”
“ El dolor de tripa es por culpa de los problemas del colegio” - Apartar la comida del plato o tirar la comida a escondidas
Es una estrategia que suelen hacer; hacer ver que comen y cuando los padres nos giramos, tiran la comida a la basura o la esconden para hacerlo luego. - Velocidad al comer. Comer muy despacio o comer muy rápido.
- Intentan compensar lo que han comido. Ya sea con movimientos, bebidas diuréticas, laxantes, vómitos, etc. Es importante observar qué hacen después de ir a comer, algunos ejemplos:
- Ir a la habitación corriendo a ponerse música y hacer deporte.
- Irse a andar fuera.
- Ir directamente al baño a “ducharse” (en el baño pueden empezar a usar el vómito inducido).
Si padecen de un TCA no están quietos/as, sufren una hiperactivación. Puede ser también que de repente quieran ayudar en todo de la casa, habiendo una hiperactividad motora, sin apenas verles sentados/as. Incluso pueden llegar al punto de estudiar, comer y ver la TV de pie.
Pensamiento: “si como, debo compensarlo y quemarlo (matemáticas de calorías)”.
Creencia: “si he comido algo, debo de hacerlo rápidamente”. En caso de menores, debemos ver si tienen cosas escondidas. A veces esconden la comida en la habitación. - Estar muy pendiente de su aspecto físico. Se miran constantemente al espejo o bien odian mirarse al espejo. Se pesan mucho en la báscula y cada vez que lo hacen les afecta al estado de ánimo. También puede pasar que huyan de la báscula, les da miedo; tanto que si va al pediatra quiere evitar ese momento de la báscula.
- Fobia u obsesión a: espejos, básculas, ciertos tipos de ropa, etc. Se miran constantemente al espejo o bien odian mirarse al espejo. Se pesan mucho en la báscula y cada vez que lo hacen les afecta al estado de ánimo. También puede pasar que huyan de la báscula, les da miedo; tanto que si va al pediatra quiere evitar ese momento de la báscula.
- Percibir de forma negativa una, varias o la totalidad de ciertas partes de su cuerpo. Juzgar su propio cuerpo. Decirse cosas negativas a ella misma, se odia. Cuando se hacen fotos siempre muestran la misma parte porque les da vergüenza la otra.
- Comportamientos de evitación de partes del cuerpo o ir a algún sitio (piscina, playa, gimnasio, etc). En la adolescencia, es habitual que quieran ir tapadas. Como pasó con el covid, que querían ir con mascarillas después de que quitasen la restricción porque les daba seguridad esconderse tras ella. No podemos dejar que siempre vayan con ese estilo ancho y jerseys anchos. Debemos intentar que usen otro tipo de ropa algún día de la semana, normalmente lo hacen para no notar su propio cuerpo y taparse. Y sobre todo, que se cambien, ya que también está el caso de los que quieren ir cada día con la misma ropa por seguridad. No obstante podemos encontrar todo lo contrario, adolescentes que solamente quieren ir con ropa muy apretada. En las personas que la imagen es tan importante, tanto las que enseñan como las que se tapan, son personas raramente flexibles.
- Comparación con el resto. Les importa mucho lo que piensan los otros de ellas. Se instalan en la competición. Siempre quiere tener lo que las otras personas tienen. Mecanismo de competición y comparación.
- Super Exigencia, exceso de control. Debemos ayudar a flexibilizar ese control y hacerles ver que lo más importante no son los éxitos o lo que piensen de ellos, sino su interior y bienestar; sin dar tanta prioridad a cuerpo, imagen y cumplimiento de expectativas.
- Atención al TENER y HACER más que al SER. Estudios demuestran que personas con riesgo de TCA o que lo padecen mayoritariamente son personas con grandes éxitos académicos, exigentes, siendo las mejores y especiales de la clase. Contentar y gustar a los demás. Como padres, en vez de potenciar esto, hay que flexibilizar, que conecten con su belleza interior.
- Diálogo interno que les persigue “Hagas lo que hagas no serás suficiente”. Obligar a exigirse demasiado.
- Mira constantemente el móvil u otros dispositivos: tenéis que pensar que en la actualidad los trastornos alimentarios se cuelan en nuestras casas principalmente a través de las pantallas. Niñas y adolescentes que siguen a chicas enfermas y normalizan cuerpos que no son normales sino que son enfermos, además de los grupos que existen y forman entre ellas para potenciar los trastornos alimentarios. Estos grupos lanzan mensajes para incitarlas a la enfermedad tales como “Si quieres ser una princesa no hagas caso a tu padres, no hagas ninguna dieta porque la única cosa que funciona es no comer”, “La comida es mala, es veneno y las princesas deben odiar la comida”.
Si estás preocupado por tu hijo/a o bien has detectado algunas de estas señales de alerta, desde el Centro de psicología de Barcelona Júlia Pascual especialistas en Terapia Breve Estratégica te recomendamos que pidas ayuda a un profesional de la psicología.
Júlia Pascual. Especialista en fobias, obsesiones y trastornos de ansiedad y alimenticios.