“Tendré el coraje de atravesar el dolor para salir de él y así tenerte siempre viva en mi recuerdo” J.Pascual
La pérdida de un ser querido provoca una invasión constante de pensamientos, imágenes y sensaciones que generan un gran dolor y que se precisa de un tiempo para ser relativizado. Aunque cada persona es un mundo, existen una serie de síntomas que son compartidos por la mayoría en estos casos.
Las personas que acaban teniendo un duelo patológico o que nos piden acompañamiento en su duelo suelen hacer querer desaparecer el dolor. Pero los duelos deben de doler, si uno se niega o no tiene el coraje suficiente para sufrir no podrá acabar de salir de tanto sufrimiento. De hecho intentando superar el duelo sin atravesar el dolor solo te va a provocar que aumente más la sensación de vacío, de soledad, de impotencia, de tristeza y malestar.
Las personas que tienen la tendencia a mostrarse fuertes y que esconden sentimientos delante de los demás, son las que tienen más probabilidades de convertir este proceso natural en uno patológico.
Recorrido hacia la aceptación en la pérdida de un ser querido
Negación: Es un proceso en que no admite el acontecimiento que ha ocurrido. Con incredulidad, el afectado espera que todo haya sido un sueño y que todo vuelva rápidamente a la antigua realidad. Puede incluso llegar a padecer bloqueos que duren en el tiempo de manera prolongada.
Emociones fuertes: Es donde empieza la fase inicial de percepción de la nueva realidad. Una vez pasada la primera fase de negación, se acepta lo ocurrido y se generan sensaciones y emociones como la rabia, la ira y el enfado que pueden volverse en contra de uno mismo y con el entorno más próximo, perjudicando en la salud mental de los afectados.
Confusión: La mezcla de tantas emociones provoca momentos de duda y confusión en busca de soluciones. Hay búsqueda de culpables como podrían ser los médicos en caso de accidente o hasta una culpabilidad del propio afectado. Son ejemplos de soluciones intentadas que no son favorables para la solución del trastorno.
Frustración y tristeza: Una vez que se ha pasado por las dos primeras fases, las emociones se calman y se empieza a buscar inconscientemente al difunto. Es común visitar lugares donde se han compartido momentos juntos y es entonces cuando comienza la lucha contra el dolor.
Aceptación emocional: Para llegar a esta última fase se precisa de un largo recorrido y dependiendo de la persona, quizás tardan años. El nuevo comienzo se ve reforzado por la experiencia personal de la pérdida severa, el sentimiento de haberlo logrado y superado. Uno se da cuenta de que la muerte es parte de la vida y comienza a vivirla de nuevo y a darle forma de nuevo.
El duelo y la terapia breve estratégica
- Culpabilidad
- Depresión
- Tristeza
- Miedo
- Desesperacion
- Desesperanza
- Falta de sentido de vida
- Enfado
- Desinterés por vivir
- Adicciones
- Ira
- Afecta de manera directa
- Salud física
- Salud emocional
- Relaciones interpersonales
- Influye en los proyecto de vida
Protocolo de intervención por perdida de un ser querido
Con el tratamiento vamos a intentar cambiar la percepción de la realidad actual del paciente. Los terapeutas en estas circunstancias intentamos acompañar a la persona que está de duelo para que evite soluciones que rehuyen el dolor, o que intentan sacarse la última imagen o etapa de su ser querido intentado luchar a solo recordar los mejores momentos vividos. Intentar evitar el dolor o bien intentar no recordar provoca justamente más dolor y que más se fijen esas imágenes desagradables.Acompañaremos al paciente dandole indicaciones precisas para que viva el proceso de pérdida como algo natural con lo que debe de aprender a coexistir.
Los procesos de cicatrización no son fáciles de conseguir pero podemos llegar a conseguir que esas cicatrices dejen de doler aunque la persona necesitará de apoyo, herramientas y tiempo.
A través de la terapia breve estratégica y EMDR, podemos recomendar prescripciones como la escritura para que la persona se vacié contando todo lo que le gustaría haberle dicho al difunto y recordando cosas que han pasado juntos.
Otra prescripción que usamos es la que llamamos: la Galería de los recuerdos, donde invitamos a nuestro paciente a que recuerde y coleccione los recuerdos, los momentos importantes vivido con su ser querido que ha fallecido. Así hacer diluir el rechazo que provoca la auténtica realidad. Es decir, para poder lograrlo hay que atravesar por la fase de profundo dolor. Prescribimos a los pacientes recordar esa galería de recuerdos en algunos tiempos estipulados y conducimos las conductas para llevarlas a donde queremos.