La gestión emocional es una habilidad fundamental para el bienestar emocional y social de los niños. Aprender a identificar, expresar y regular las emociones de forma efectiva no solo les ayudará a mejorar su autoestima y relaciones interpersonales, sino también a afrontar situaciones estresantes de forma más adaptativa. En este artículo, te presentamos algunas pautas que puedes aplicar para ayudar a tu hijo a desarrollar habilidades emocionales y a gestionar sus emociones de forma saludable.
Observa
Mantén una actitud de calma. Observar te ayudará a reconocer y gestionar las emociones en ti mismo y en tus hijos. Te proporcionaremos técnicas de auto registro y observación de tus hijos que te ayudaran, por ejemplo, la técnica de observar sin intervenir o de anotar conductas o estilos comunicativos de la manera que te indicaremos.
Escucha de manera activa
Evita preguntar por qué, y sobre todo cada vez que aparece la emoción bloqueada o desbordada, es una tendencia en muchos padres que proviene del psicomito de que la conducta es racional y puede ser comprendida.
La escucha activa implica no juzgar, no explicar el por qué te pasa y como tienes que solucionarlo sin dar espacio a la emoción, minimizar, decir no pasa nada, o racionalizar. Recuerda que las emociones no son racionales, funcionan de manera automática, comprenderlas es un proceso complejo que se produce a posteriori. Además, en los niños y adolescentes el cerebro se está desarrollando y la parte más racional del cerebro aún no está formada.
Por ejemplo, en el caso de los miedos o la rabia, los niños no saben por qué lo tienen, pero sí lo sienten, es real. Hay que atenderlos, observando, escuchando y aplicando las estrategias que te proporcionaremos, como la peor fantasía o la tarea del antropólogo para los miedos, o el púlpito para la rabia entre otras.
Recuerda que cada sistema familiar y cada uno de vosotros sois diferentes, por tanto, en consulta adaptaremos las técnicas de manera individualizada dependiendo por ejemplo si hay más tendencia a la conducta fóbica de evitación o a la conducta obsesiva de control en los miedos, o de si la rabia proviene del contexto escolar, relacional o de las dinámicas familiares, de la manera que os indicaremos.
Evita el exceso de ayuda que incapacita
Si evitamos a nuestros hijos las emociones negativas, haciéndolo todo por ellos, verbalizando en exceso todo lo que hacen o creemos que piensan, aconsejando sin esperar a que ellos encuentren la solución por sí mismos, no entrenándolos en el error a través del exceso de perfección o premiándolos cuando no han hecho el esfuerzo, los hacemos frágiles, construyéndose modos de funcionar inseguros, evitativos o conductas tiranas y problemas relacionales.
La vida son problemas y estos inevitablemente disparan las emociones de base, el exceso de intervención o de análisis las bloquea. Recordemos que las emociones son espontáneas y deben gestionarse en el momento adecuado y de manera adecuada.
Por ejemplo, el miedo solo puede ser afrontado en primera persona, si evitamos a nuestros hijos enfrentarse a él, este aumenta. La rabia debe ser canalizada, y el dolor debe ser atravesado para poder salir de él.
Te ayudaremos con estrategias como proponer a nuestros hijos una dificultad diaria, técnicas de entrenamiento en el error, observación de la propia conducta cuando hay exceso de intervención, entre otras, para poder ayudarte a ayudar a tus hijos a gestionar la rabia, la frustración y la ansiedad ante los retos de la vida.
Evita la tendencia a socializarlo todo
La creencia en el poder del hablar de los problemas todo el tiempo o de consultar los problemas en forma de ayuda para calmar la propia inseguridad, conduce a muchos padres a hablar del problema o de sus propias preocupaciones constantemente con los hijos aumentando el problema, o bien a buscar soluciones comunicándose con otros padres que tienen los mismos problemas, creando así aún más frustración, inseguridad y confusión. Te dotaremos de estrategias comunicativas indicándote los modos de comunicación sugestiva más funcionales y adaptados a cada emoción y te indicaremos cuando se debe hacer en vuestro caso para evitar empeorar.
Evita evitar
En el otro extremo, los padres pueden caer en evitar afrontar las conductas en las cuales se hace necesario intervenir, bien para evitar el propio sufrimiento o por no saber que hacer, bien para evitar el dolor o la rabia del hijo. Por ejemplo, esto sucede a menudo con las conductas adictivas o los trastornos de la alimentación, donde tiene lugar una mala gestión de la emoción del placer. Estas pueden ser un refugio para evitar la rabia y el dolor de problemas relacionales o tensiones familiares, emociones negativas debido a altas expectativas sobre el propio aspecto físico o el rendimiento académico, o miedo a enfrentarse a situaciones que los ponen a prueba.
El placer debe ser gestionado adecuadamente, en caso contrario nuestros hijos encontraran refugio fácil para obtener el placer que les falta. Es por ello por lo que debemos gestionar su acceso a las redes sociales, el juego online o la realidad virtual que pueden ofrecer modelos no adecuados y soluciones que construirán un problema, así como promover las comidas en familia y detectar si hay un exceso de exigencia sobre la propia imagen. Si por ejemplo detectas que tu hijo pasa demasiadas horas online o que se enfada exageradamente cuando se le pide que pare de jugar, o que hace comentarios negativos sobre su aspecto, se compara constantemente y empieza a restringir la alimentación, debes intervenir.
Desde la Terapia Breve Estratégica os daremos pautas más específicas en función del problema ya que los trastornos del placer son complejos y necesitan de una intervención especializada si tenéis dificultades para gestionarlos.
Recuerda que eres su modelo y referente. Dedícate tiempo a nivel personal y de pareja, en caso de que seáis pareja. Tus hijos se beneficiarán emocionalmente, aprenderán que sus padres no están siempre pendientes de ellos, preocupados en protegerlos de manera constante o en controlar todo lo que pasa a su alrededor.
Esto también os ayudará en caso de dificultades de pareja, en ese caso es necesario mantener un límite saludable entre los problemas de los adultos y los hijos para que les impacte emocionalmente lo menos posible. Recordad que el exceso de protección y atención los vuelve frágiles. Siendo un modelo de madurez les transmitiréis seguridad y confianza.
¿Cómo podemos ayudar a los padres desde la Terapia Breve Estratégica?
Ser padres en la sociedad actual no es fácil, debido a nuestro ritmo de vida y la exigencias y expectativas sobre la función parental. A menudo los padres acuden a nuestra consulta buscando orientación, y en muchas ocasiones después de haber aplicado soluciones que no han funcionado.
Desde la Terapia Breve Estratégica os ayudamos como padres a ayudar a vuestros hijos, analizando como está funcionando el problema de manera conjunta, las soluciones intentadas que no han funcionado y proporcionándoos estrategias individualizadas para conocer, regular y gestionar las emociones siguiendo el modelo de la Terapia Breve Estratégica.
Desde la Terapia Breve Estratégica promovemos que los padres sois muy importantes en la solución del problema y muy valiosos como coterapeutas en la gestión de las emociones, poseéis los recursos y la motivación para promover el bienestar de vuestros hijos.
En ocasiones los terapeutas estratégicos podemos valorar con los padres hacer sesiones con vuestros hijos, pero siempre trabajaremos con vosotros.
Rosa Soria: psicóloga, psicoterapeuta y coach del Centro de Terapia Breve Estratégica de Barcelona, Júlia Pascual. Master en Terapia Breve Estratégica, con el Profesor Giorgio Nardone en el centro de Terapia Estratégica de Arezzo.
Bibliografía
- “Emociones”. Giorgio Nardone. Herder Editorial, S.L., Barcelona (2020)
- “Psicotrampas”. Giorgio Nardone. Paidós, Espasa Libros, S.L.U (Edición en castellano 2014)