“La avidez es un refugio emotivo: es la señal de que algo nos está devorando” Peter Vries
La alimentación es lejos de ser únicamente una necesidad fisiológica. Nuestros hábitos y conductas alimentarios al contrario están profundamente arraigados en y condicionados por la cultura, las normas y los principios de la sociedad a la que pertenecemos. Nuestras sociedades occidentales del siglo XXI están caracterizados por fenómenos de
globalización, de individualización, de sedentarismo y de influencias considerables de las necesidades del mercado de vender a sus productos, o sea de la publicidad y del marketing.
¿Qué es el Síndrome del comedor nocturno?
Dentro de este contexto social aparece un nuevo “hábito alimentario” problemático para el cual se observa incluso cierta normalización. Se trata de la tendencia a concentrar gran parte de la ingesta alimentaria al final del día, sobre todo después de la cena y/o en plena noche mientras que se come muy poco durante el resto de las comidas diarias.
Este “hábito” se ha reconocido recientemente como un trastorno de la conducta alimentaria y ha encontrado en 2013 su entrada en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V). El Síndrome del comedor nocturno, también conocido como NES por sus siglas en inglés (Night Eating Syndrom), o de forma divulgadora Atracón nocturno.
La importancia de detectarlo para empezar a intervenir se deriva de las serias consecuencias de salud para quién lo padece, dado que este síndrome suele producir importantes afectaciones y perturbaciones de los biorritmos hormonales de la nutrición y del sueño, favorecer enfermedades de orden metabólico como la diabetes, alterar tanto los niveles de colesterol como también los estados de ánimo. Por lo tanto afecta directamente algunas necesidades básicas del ser humano para vivir plenamente. Las perturbaciones del ritmo circadiano, es decir del ciclo natural entre sueño y vigilia, así cómo las implicaciones que parece tener con el desarrollo y el empeoramiento de trastornos como de la obesidad, de la depresión, de la ansiedad y del sueño, lo convierte en un problema que despierta cada vez más la atención de los profesionales de la salud.
Tipos de comedores nocturnos
Diferentes tipos del comedor nocturno Stunkard (1955) fue el primero en describir esta conducta alimentaria. Sin embargo por la variabilidad de esta práctica, se tardaron a clasificarlo cómo trastorno. En 2004 se llegaron a identificar algunos subtipos del síndrome en función de los patrones preponderantes observados:
Comedor compulsivo de tarde y noche
Son personas que sienten ningún o poco apetito matutino y comen pocas cantidades durante las comidas diarias. Cuanto más avanza el día, más se despierta el apetito y empiezan a consumir la mayor parte del aporte calórico por la tarde y noche incluso hasta el momento de conciliar el sueño. Estos momentos se suelen acompañar de conductas compulsivas con respecto al “picoteo” nocturno.
Comedor nocturno ansioso
Se trata de personas que se sienten ansiosas durante el “atracón nocturno” debido a alguna situación estresante que sucedió durante el día o que les preocupa en general. La comida en este caso se convierte en un tranquilizante aparente que procura la sensación de poder dormirse y descansar con más facilidad.
Comedor nocturno por antojos
Parecido a las sensaciones que se experimenta cuando se padece alguna adicción, los comedores nocturnos por antojos describen sus alimentación nocturna como un antojo específico que les resulta incontrolable. Así el atracón se caracteriza por satisfacer este antojo con la ingesta de algunos alimentos de preferencia.
Comedor nocturno por la creencia del todo o nada sobre el sueño
Estas personas, parecido a las que sufren de insomnio, están especialmente preocupadas por no conseguir las horas suficientes de descanso y de sueño. Se sienten muy cansados. La diferencia reside en que los comedores nocturnos sienten y están convencidos de que las ingestas nocturnas les ayuda para conciliar el sueño o volver a dormirse cuando se levantan en plena noche.
En los casos más severos las personas no pueden impedirse de levantarse hasta varias veces por la noche con el impulso irrefrenable de buscar comida y la convicción de no conseguir a descansar si no “picotean” algo.
A la diferencia con el trastorno por atracón, se suelen ingerir los alimentos en raciones más pequeñas. Estas sin embargo se suman o en la duración de un episodio o por el numero de episodios que suele haber durante la noche.
Sea cual sea la configuración, todos tienden a faltar apetito matutino y a ingerir gran parte del aporte calórico diario, entre el 25% – 35% en horas vespertinas y nocturnas. También comparten el hecho de no lograr de dejar de hacer estas alimentaciones nocturnas que no solo afectan al bienestar, sino que causan sufrimiento y provocan serias implicaciones para la salud en general.
Factores de riesgo para desarrollar el atracón nocturno
Estudios recientes y transversales (Saraçli et al. 2015; Runfola et al. 2014) identificaron entre otros, los siguientes factores de riesgo:
- Altos niveles de estrés o de ansiedad
- Patrones del sueño retrasados o desorganizados
- Patrones de la alimentación desorganizados
- Antecedentes personales de Trastornos de la conducta alimentaria
- Antecedentes personales de Trastornos del espectro autista
- Trastornos de la imagen corporal
- Uso concomitante de sustancias
- Conductas compulsivas
- Problemas socio-económicos
Cómo mencionado arriba, la alimentación es una parte fundamental de nuestra cultura y según lo que aprendimos a lo largo de nuestra vida, puede representar una manera de regular nuestras emociones, o de hacernos sentir más seguro a la hora de enfrentarnos a los problemas de la vida. No es al azar que incluso en el lenguaje encontramos numerosas referencias para “endulzar la vida” cuando lo necesitamos. De esta forma, los alimentos de predilección para los atracones nocturnos, a menudo son los hipercalóricos, los que estimulan directamente el sistema de recompensa del cerebro y nos hace sentir bien, aunque solo a muy corto plazo. Posteriormente sin embargo los atracones suelen
ser vividos con sentimientos de culpa, de angustia y de arrepentimiento dado que la persona es consciente de sus acciones sin por ello sentirse capaz de controlarlo. En estas condiciones, el anochecer, en lugar de representar un momento de tranquilidad y de descanso, se puede además convertir en el comienzo de una pesadilla de la cual no se
logra despertar.
Experimentar a repetición que nuestros esfuerzos para solucionar un problema están fallando, afecta de manera considerable a la imagen que tenemos de nosotros mismos, a nuestra autoestima y favorece el desarrollo de trastornos de depresión y de ansiedad.
¿Cómo podemos ayudarte mediante la psiconutrición?
Cuando una solución no funciona, seguir con ella no solamente no nos ayuda a resolver el problema, sino que además lo empeorara.
Si estas intentando controlar tu estado de ánimo, tu peso, tu sueño o tu nivel de estrés a través de la alimentación, o si estás notando que a pesar de tus intentos para dejar de atracarte no logras volver a comer con regularidad, no dudes en buscar ayuda profesional, tenemos un equipo especializado en psiconutrición estratégica. Como hemos explicado, el hecho de concentrar gran parte de tu alimentación diaria al final del día o en horas nocturnas, tiene serias consecuencias para tu salud física y psicológica.
En nuestro centro disponemos de un equipo pluridisciplinario de psicólogos, nutricionistas y psiquiatras, especializados en acompañar a personas que padecen diferentes trastornos de la conducta alimentaria (TCA’s). Os acompañamos desde la Terapia breve estratégica, proponiendo ejercicios y experimentos específicos a medida para que podáis volver a tomar las riendas de vuestra vida. Valoraremos y estudiaremos cómo funcionan vuestros propios “círculos viciosos” así como éstas “psicotrampas” (Nardone) que contribuyen a mantener los patrones perjudiciales de alimentación y os impiden a volver a encontrar un equilibrio más saludable y sostenible.
Katrin Müller. Psicóloga, Psicoterapeuta y Coach Intercultural. Nr. Colegiada 17882