“Conocemos el problema a través del cambio»
Las experiencias traumáticas están presentes en los niños y adolescentes de manera concurrente. En nuestro centro nos interesa más saber cómo funciona el problema y cómo podemos resolverlo y no en el por qué ocurre. En la mayoría de los casos en que se inicia por la búsqueda del por qué lo que sucede es que la psicoterapia acaba siendo larguísima en el tiempo, y además se crea el efecto de culpabilización algo que no ayuda nada a que todos cooperemos para resolver el problema del niño o niña o adolescente En el modelo de terapia estratégica no es cierto que no interese el motivo, pero primero resolvemos el problema del niño y una vez hecho, podemos discernir cómo se formó el problema. Es decir, conocemos el problema a través de su solución.
Con la estrategia de terapia breve intentamos ayudar a saber gestionar el comportamiento del niño y llevarlo donde nosotros queremos. Por esto la psico dinámica no es eficiente en crear un cambio, ya que parte de la hipótesis de que es suficiente obtener consciencia para un cambio. Uno puede ser muy consciente de dónde le proviene un problema y eso no significa que a partir de ese momento se deje de manifestar.
Ayudamos a niños, niñas y adolescentes a superar cualquier problema que requiera intervención psicológica mediante terapia breve estratégica. Realizamos dos tipos de sesión, únicamente con los padres o personas a cargo sin que acudan directamente los afectados o con la presencia de los niños junto con los progenitores. No es habitual que los pequeños estén solos en la terapia.
Terapia infantil que tratamos
- Fobia escolar
- Dificultad para dormir
- Fobia a la oscuridad
- Miedo a la soledad
- Enuresis o encopresis
- Ansiedad social
- Timidez extrema
- Obsesiones
- Trastornos opositivos-desafiantes
- TDAH
- Trastornos alimenticios
Metodología de las sesiones de psicología infanto juvenil
Cuando no intervenimos y habría que hacerlo:
Por ejemplo, cuando un niño o adolescente le falta el respeto a los padres. Estos, en vez de intervenir, lo dejan pasar. Piensan que ellos también lo habían hecho de pequeños y es una situación normal de la edad.
Cuando intervenimos y no debemos hacerlo:
Por ejemplo, cuando intentamos dormir y no podemos. Intentamos no pensar, respirar bien y dormir obligatoriamente. Al intentar cambiar un acto fisiológico que es natural, inhibes ese propio acto y puede generar un problema.
Cuando intervenimos y lo hacemos de manera equivocada:
Por ejemplo intentar concentrarse en lugares que es imposible hacerlo. Hay que saber elegir los momentos oportunos para hacerlo y en un entorno que facilite esta acción.
Relación terapéutica entre entorno, niños y terapeuta
Dentro de los trastornos psicológicos que pueden sufrir los niños, hay que saber que su problema acaba afectando de manera directa a su entorno más próximo, también a las emociones y relaciones de cada uno de ellos y al propio afectado.
Una de las razones que puede empeorar los problemas, es la búsqueda constante de culpables. Situaciones con causas relacionales entre escuela y familia son casos muy recurrentes. Este es un error ya que no podemos buscar un culpable en todo esto sino que necesitamos buscar soluciones para contrarrestar las actitudes frente al propio problema.
Como hemos comentado al inicio, la terapia breve estratégica trabaja, como primera maniobra, con los niños de forma indirecta a través de los padres, si queremos entender el sufrimiento que el niño o adolescente padece, una de las cuestiones básicas que tenemos que incidir son los vínculos.
En casos que sí precisamos de una intervención directa con los pequeños, es importante tener un objetivo común y hacerles sentir como un apoyo seguro a través de la coherencia, la fiabilidad, la responsabilidad, la proximidad no intrusiva y la claridad en los límites. Estas relaciones terapéuticas también son extrapolables para los padres, la escuela o a dónde se crea conveniente
Protocolo de intervención para la reeducación pedagógica
A través de las prescripciones paradójicas, contradictorias o basadas en creencias, usamos una metodología que puede sorprender al parecer ilógica e irracional. De esta forma facilitamos una serie de herramientas psicológicas para que el problema pueda ser resuelto. Por ejemplo, para que un niño deje de decir palabrotas, podemos corregirlo pidiéndole que repita el insulto varias veces al día cuando nosotros queremos. La intención de esta metodología es llevar el comportamiento del niño a donde queremos, dejando de lado la petición de prohibir la acción. El hecho de prohibir refleja una superioridad hacia el paciente que en muchos casos y atendiendo que nos encontramos en etapas de lucha por la identidad, no servirá para solucionar el problema.